Para ello, fue necesario identificar aquellas palabras o frases que nos hacen bien, nos causan alegría y disfrutamos escuchar (“te felicito”, “que bueno fue conocerte”, “me gusta estar con vos”….) pero así también aquellas que nos lastiman, nos causan daño (“estás loco”, “inútil”, “que mal que haces las cosas”).
Entender aquellas frases o palabras que DESCALIFICAN, DESVALORIZAN que generan un DESCONOCIMIENTO de quien realmente soy. Como seres humanos, desde que nacemos estamos en contaste interrelación con el otro; proceso que nos lleva a la autodefinición del «self»(de uno mismo) a través de la mirada y la voz del entorno en que nos encontramos. Nos autodefinimos no sólo por lo que creemos acerca de nosotros mismos sino también por lo que aportamos a los otros y por lo que los otros nos aportan a nosotros.
Cuando ese desconocimiento aparece, produce en nuestra vida diaria temores, inseguridades, estrés/ansiedad, y en muchas circunstancias respondemos con malos gestos, no participando, contestando mal, incluso teniendo falta de empatía, todas consecuencias de esas palabras que influyeron y dieron lugar a creencias disfuncionales.
En el bulling y el acoso, también tenemos consecuencias en nuestras creencias ya que se recibe el impacto de la intimidación, agresión o violencia que el mismo produce, forjando una conducta que altera y distorsiona las actividades de la vida diaria. Entonces nos encontramos con muchos casos, de niños violentos, aislados, que no logran involucrarse con otro, por temor a ser dañados nuevamente a través del vínculo social.
Pero no solo los niños son los afectados por palabras que lastiman y dañan el interior del ser, sino el adulto también recibe o cargan dutante años con los ataques de estas palabras que matan, destruyen y descalifican.
A partir de todo esto, llegamos a la conclusión que no hay una única solución a esta problemática tan preocupante en la actualidad, pero si se nos abre una senda de posibilidades, o alternativas funcionales y positivas, donde las PALABRAS EMPONDERADORAS, pasar a ser un recurso para contrarrestar todo el efecto negativo que este accionar social produce.
Dichas palabras nutren el ser interior, permitiendo el crecimiento y enriquecimiento personal, afirmando nuevas creencias o valores sobre uno mismo.
“Qué lindo verte hoy “, “estas radiante”, “qué bueno que lo hiciste!!!”, “que alegría ver tu esfuerzo” , “estoy con vos”…. son frases que favorecen , fomentan la autonomía, la confianza , la construcción de un ser más equilibrado y con recursos para afrontar las dificultades que se nos vayan presentando; o incluso formar un escudo para frenar las palabras que dañan mi mente o/y mi alma.
Concluimos preguntándonos, cada uno desde su lugar…
- ¿Cuáles son mis palabras?
- ¿Construyo o destruyo?
- ¿Estoy en una zona gris, donde elijo mejor callarme y ocultarme para no involucrarme?
Los desafiamos a sembrar palabras que nutran, llenen de energía y vida al otro.
Lic. Miriam Galera – Lic. Victoria Rubio – Fundación Sendas
Publicado en la Revista Expresión Norte – Edición Ocubre 2022
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